domingo, 22 de abril de 2007

Mujeres y Jet Lag

Dulces, geniales, esclavas, crueles, atormentadas, felices, infelices, ingenuas, engañadas, perdidas, maravillosas, mentirosas, manipuladoras, comprensivas, altivas, sumisas, madres, amantes, envenenadoras, hermosas, feas, sensuales, beatas, rubias, morenas, cautivadoras, insensibles, extranjeras, religiosas, ateas,…mujeres dulces y amargas. Así son las mujeres que quiero que protagonicen mis novelas.

domingo, 15 de abril de 2007

Los límites

Me decía un amigo que le sorprendía de la novela romántica actual el hecho de cómo ha sabido crecer, multiplicarse en decenas de subgéneros (regency, histórica, sentimental, paranormal, travel time…) siendo un género tan limitado en su estructura.
-¿limitado en su estructura? -pregunté yo con la frente fruncida, a punto de saltar.
- Sí, -intentó aclararse-. Me refiero a que el esquema siempre suele ser el mismo: Chico conoce a chica. Surge un conflicto. Chico y chica son felices.
Lo miré mientras una sonrisa aparecía en mis labios Mabelyn New York.
-Te equivocas. No hay límites.–le contesté yo-. Si no, mira esto.

domingo, 8 de abril de 2007

La Pepa

Se me ocurrió pensar que meses antes de que Babette (la protagonista de No te fíes de un bandido) atravesara el océano en busca del amor, en Argentina se encumbraba el Primer Triunvirato, que fue el órgano ejecutivo que reemplazó a la Junta Grande y gobernó las Provincias Unidas del Río de la Plata, y en España se estaba promulgando la Constitución de 1812, que tiene el sobrenombre de La Pepa (por promulgarse un 19 de marzo, día de San José). Me leí detenidamente La Pepa y (con sus luces y sombras), me quedé con un artículo que dice:

Art. 13.
El objeto del Gobierno es la felicidad de la Nación, puesto que el fin de toda sociedad política no es otro que el bienestar de los individuos que la componen.


¿Seguirá siendo éste el objetivo de los gobiernos de todo el mundo?

jueves, 5 de abril de 2007

Una mujer hispana en la Francia revolucionaria

Durante el periodo de documentación para No te fíes de un bandido, topé con un personaje que quiero compartir con vosotras.
Se trata de Teresa de Cabarrús, que nació en Madrid en 1773 y era hija de un banquero español. Con 15 años casó con el marqués de Fontenay y fue presentada en la corte de Luis XV. En 1789, Teresa comenzó a tomar interés en la política liberal, y cuando su marido huyó durante la Revolución Francesa ella volvió a tomar su nombre original, habló ante la Convención y obtuvo el divorcio en 1791. Tres años más tarde tuvo que refugiarse en Burdeos y aunque estuvo arrestada por su condición de antigua esposa de un aristócrata, su físico y maneras encantaron al comisario de la Convención, Tallien, que la hizo su amante y con su influencia obtuvo la libertad de muchos presos. Teresa lo acompañó cuando él fue reclamado a París, sólo para ser de nuevo encarcelada por orden de Robespierre, primero en La Force y después en Carmes, donde conoció a Josefina de Beauharnais.
Una carta de Teresa a Tallien impulsó la conspiración que derrocó a Robespierre y en 1795 Teresa fue liberada y aclamada como "Notre Dame de Thermidor", o "nuestra señora de Termidor". Los amantes se casaron, su salón se convirtió en el centro de la sociedad durante el Directorio, pero la estrella de Tallien disminuyó y en 1802 se divorciaron. Después de un breve flirteo con Napoleon, Teresa puso sus ojos sobre el millonario Ouvrard y finalmente, procurando ganar respetabilidad (ya que Napoleón le negaba el acceso a la corte por considerarla una mujer indecente), casó con el conde de Caraman en 1805. La muerte de su suegro la elevó rápidamente a Princesa de Chimay, y desde entonces vivió en sus posesiones, que se convirtieron en parte de Holanda tras la batalla de Waterloo. Teresa de Cabarrús alumbró a lo largo de su vida a diez hijos con sus diferentes amantes. Murió en 1835.
La duquesa de Abrantes, en sus memorias, la recordó como una mujer de animo y belleza encantadora, que aunaba la pompa francesa y el gusto por los placeres de los hispanos.

miércoles, 4 de abril de 2007

Queda menos

Muy poco queda ya para que No te fíes de una bandido esté a la venta y, al fin en mis manos.
En Argentina se distribuirá mediante una amplia red de librerías, y en España de manos de Heartmaker.
El diseño interior del libro, lo que se llama la tripa, ha quedado perfecto a mi entender. La cubierta, que no necesitó discusión ya que el equipo de diseñadores, la editora (Mercedes, eres un cielo), y yo estábamos conectados telepáticamente y nos surgían las ideas al unísono, me encanta.
Y la historia que encierra, aunque está mal que yo lo diga, te va a gustar.
Una o dos semanas y tendré un retoño cuadrado que huele a papel y tinta.

lunes, 2 de abril de 2007

Clásicos, clásicos

Hace un par de días me notificaron la aparición de una segunda edición de mi novela Alma, ya que la primera está prácticamente agotada. Será una edición revisada, y ahora estoy en pleno proceso de repaso. No la había vuelto a leer desde que la entregué al editor hace más de tres años, (quizá por miedo a querer cambiar alguna escena. Quizá por una cuestión de desintoxicación después de haberle dedicado tantas, tantas horas).
Y es curioso, porque de algunas escenas no me acordaba (¿debo preocuparme por esto?... jajaja). Durante su relectura he recuperado dos títulos que aparecen en la novela, que han sido muy importantes en mi vida y que descansan sin ser abiertos desde hace años en mi apolvada biblioteca (léase estantería con libros).
Ahí van: Manon Lescaut (Antoine-François Prévost d' Exiles, 1731) y La princesa de Cleves (Mme. de La Fayette 1678).
El primero lo acababa de leer Margot (la prima de Alma) justo antes de que Bertrand apareciera en escena. El segundo es el que toma Alma por casualidad justo antes de que… bueno, es mejor leerlo.
Son dos novelas increíbles, realmente románticas, de las que no se olvidan, de las que marcan. Y leyendo de nuevo Alma, recordé que no eran citadas por casualidad, sino que, cada una de ellas, marcaba en el personaje un presagio de lo que le iba a acontecer a partir de entonces.

domingo, 1 de abril de 2007

Cartas de amor de una monja portuguesa

Ha caído en mis manos una edición de las Cartas de amor de una monja portuguesa (¿recordáis el libro que leían en La vida secreta de las palabras?).
Se trata de un texto de la segunda mitad del siglo XVII que supuestamente escribe la religiosa Mariana Alcoforado, a su amado el marqués de Chanilli. Digo supuestamente porque la autoría no está nada clara y todo apunta a que fue su traductor a la lengua gala, Gabriel de Lavergne, su verdadero autor.
Pero eso no importa, ya que estas 5 cartas, publicadas por primera vez en 1669, son verdaderamente interesantes y retratan el amor abandonado de una forma magistral.
Me atrevo a copiaros un fragmento ya que, al ser una obra antigua, está libre de copyright:

... ¿No podríais venir a verme y llevarme a Francia? Pero no lo merezco, hacedme cuanto os plazca, mi amor ya no depende de la forma en que me tratéis; desde que os habéis ido, no he tenido un solo momento de salud, y no tengo más gozo que nombraros mil veces al día…